Entre los libros más vendidos de los últimos años, cada vez se cuelan más obras destinadas a la autoayuda del lector. Los libros que ayudan a la persona a ser feliz han encontrado un maravilloso filón; corren tiempos de desesperanza y de frustraciones, por lo que cada persona parece estar loca por pillar un poco de felicidad antes de que la ausencia eviterna de la muerte llegue.
Tony Robbins escribió ‘Poder sin límites’, donde cuenta lo que se debe hacer para obtener la vida que el individuo siempre soñó con tener. Por su parte, el autor Carlos Fagra insistió en ‘Conciencia de riqueza’ en la búsqueda de la felicidad, para lo cual la persona debe encontrarse antes a sí misma y dar un giro a su rutina.
‘Cimas y valles’, de Spencer Johnson –este autor se hizo célebre entre la literatura de autoayuda merced a la publicación del ilustre ‘¿Quién se ha llevado mi queso?’-, detalla la historia de una joven infeliz que habita en un valle y que es capaz de descubrir la felicidad gracias a un anciano que mora en la cima de una montaña.
Visto el percal de una parte de la escena literaria en nuestro país, se echan de menos los discursos de los clásicos de toda la vida. Y es que los libros de autoayuda, igual que las religiones o las drogas, se valen de la desesperanza de la gente para contarle evidencias sobre cosas que les pueden ayudar.
Poco les importan a estos escritores las condiciones económicas, sociales y contextuales en las que se desarrolla la vida en occidente. Y es que ser feliz en pleno siglo veintiuno no es una tarea tan fácil y tan estúpidamente ágil como cuentan los libros. Ninguno de estos autores hasta ahora ha publicado obra alguna sobre cómo ser feliz cuando en tu país hay guerra, cuando no tienes dinero para comprar comida ni trabajo que cambie tu situación, cuando te van a desahuciar o cuando eres madre soltera y la sociedad se vuelve una jungla que día a día te devora.